Shhhhhhhhhh


-Oye, tengo un secreto.
-Que bien! - palmoteo como una niña ante un inmenso regalo.
Amo los secretos.
Adoro develar los secretos de una persona, uno a uno,
desenvolverlos como si caramelos fueran de una bolsa que sé, tal vez nunca se acabe.
-Bueno, ya sabes, tengo este secreto.
-Me lo entregarás? - pregunto, ya desconfiada.
-No, no puedo decírtelo, pero sigamos siendo amigos, como si nada hubiera pasado. Y recuerda, confío en tí.
Algo hace CRASH muy adentro.
-Eso sí, antes de proseguir filosofando sobre la evasión fiscal... Que te quede claro que ESTE secreto TE incumbe, y JAMAS te enterarás de él. Vale?
-Ya no se llama secreto, lo has nombrado.- respondo un poco hastiada.
-Ah si, tienes razón. No debería haberlo comentado; de todas formas, no voy a decirte. ¿Me invitarás mañana otra vez a tu jardín secreto? Podemos jugar a las escondidas.
-Nada hay escondido en mi jardin.
-Pero yo puedo llevar ahi cosas para esconder! Juegas..?

Es que tan a la vista tengo mi curiosidad mortal de gato?
Es que seguiré confiando en que la gente solo me espera para abrirse?
Es que seguiré negando que soy única,
en la búsqueda desesperada de un alma igual?
Nombrando bufones, que juegan a esconder
las bolas brillantes detrás de mi oreja,

con un suspiro resignado, aún espero....

Introspectivamente Peligroso

A veces me pongo a pensar si no seré una especie de "Exhibicionista" del alma.
No es, acaso, tan enferma la compulsion de mostrar el alma, como de mostrar el sexo?
Y no es, tambien, igualmente inquietante para quienes miran?
Es como andar totalmente desnuda, y regodearme de aquellos que me miran las tetas, sabiendo (yo sola, y algunos mas lucidos) que por mirar lo prohibido, pasan por alto el arma que tengo en la mano para proteger mis partes pudendas.
Y alla van, los incautos, a la caza de lo ofrecido tan abiertamente, solo para toparse con el caño en la frente.
Quieto macaco, no toques mi alma....
Entonces, se dan la vuelta, y parten, decepcionados.
Es este un juego tan macabro como el simple exhibicionismo genital? O es un arte sublime y catartico, el de jugar al borde, porque nunca falta quien desestima el arma, y me toca impudicamente...?
Las violaciones asustan, pero vamos, que una minifalda puede provocar, y aun mas, la desnudez completa. ¿De que acusar a los que llegan a mí? De burdos violadores y sátiros, o de Valientes caballeros y damas?
Y sin embargo, pese a toda la confusion, nunca dudo de la deliciosa lucha que planteo.
Debería dudar? Debería recatarme, y cubrir mi desnudez bajo velos socialmente aceptables?
Caray... Es que a veces, la adrenalina puede mas...